¿Qué pretende la Iglesia Católica, Apostólica y Romana?
Una vez más estamos sufriendo un ataque político e ideológico sobre los derechos conquistados por la izquierda y los movimientos de mujeres en España.
El arzobispo de Granada, en una reciente homilía comparó la Ley del Aborto, votada mayoritariamente por el Parlamento español, con los crímenes de Hitler manifestando que si la mujer aborta, el varón puede abusar de ella.
Manifestamos nuestra indignación ante tales acusaciones que incitan y justifican la violencia de género. No se puede hacer apología de la violencia de género, una lacra social que el pasado año en España se cobró 60 vidas.
Desde la Secretaría de la Mujer del PCE, exigimos que el arzobispo de granada responda ante la justicia. No podemos permitir que nadie, y menos si lo hace desde una tribuna pública o un púlpito, pueda contribuir con sus palabras a propagar y justificar la violencia contra las mujeres. Entendemos que la ley debe ser igual para todas y todos, tengamos las creencias que tengamos.
Por otra parte consideramos que las declaraciones de la ministra de igualdad en el sentido de que el gobierno no puede inmiscuirse en lo que la iglesia católica le diga a sus feligreses son no sólo desafortunadas sino impropias de un miembro de un gobierno democrático que debe, en todo momento, exigir el respeto al estado de derecho y sus leyes y denunciar a quienes valiéndose de su rango en la jerarquía católica incitan a la comisión de un delito. Los tiempos del nacionalcatolicismo ya pasaron.
Esto nos lleva a plantear una vez más la exigencia de la separación entre la iglesia y el estado y la denuncia del concordato, máxime con una iglesia que sistemáticamente promueve la desobediencia a las leyes aprobadas por el Parlamento. Una iglesia, por lo demás privilegiada con respecto a otras confesiones y que este año ha recibido de las Administraciones Públicas más de 5000 millones de euros.
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