Cuando Izquierda Unida se lanzó a la
movilización del 28F, entre otras cuestiones, se ponía encima de la mesa la
necesidad que, tras una etapa desidia, de sensación entre la clase trabajadora de
derrota ante las políticas neoliberales que tanto daño están haciendo a los de
abajo, era necesario abrir un nuevo periodo de movilizaciones. Del mismo modo,
cuando definimos nuestro trabajo en el Gobierno Andaluz, lo calificamos como
gobierno de resistencia ante dichas políticas y que debemos construir poder
popular para pisar el acelerador y pasar de esa resistencia a un gobierno que
impulse de manera continuada medidas que choquen directamente contra la troika,
y contra los que las defienden. Entendiendo que esas leyes contarían con una
oposición brutal que debían ser contrarrestadas por una contundente defensa.
El resultado del 28F fue todo un éxito, por
encima incluso de nuestras expectativas, con más de 20.000 participantes
convocados únicamente por IU, en una jornada donde pudimos una vez más ver que
el sentimiento andaluz no es ni separatista, ni etnicista, sino que la
identidad andaluza se forja a través de la lucha de clases, del “levantamiento
de los de abajo pidiendo tierra y libertad”.
Tras esta, asistimos a las Marchas por la
Dignidad, organizadas por cientos de plataformas, asociaciones, sindicatos y
también por IU y PCA, que concluyeron el 22M en una jornada de explosión de la
DEMOCRACIA, en la que mucho más de un millón de personas, indignadas,
invadieron las calles de Madrid en contra de las políticas de ajuste. La mayor
manifestación de la época democrática en España, en la que se escuchaba de
sobre manera “SÍ, SE PUEDE”.
El 22M ha significado para muchos, el
principio de una segunda transición o el final de una que aún no estaba
conclusa, en la que el pueblo, harto de ser engañado, quiere tomar las riendas del destino
del país para no seguir pagando la deuda privada convertida en pública: a través de desahucios, subida de impuestos indirectos (como el IVA), bajadas salariares, etc, etc, mientra que !los de siempre" continúan viviendo a cuerpo de rey y nunca mejor dicho.
Izquierda Unida, estuvo presente en la
manifestación, con la gente, siendo gente. Allí faltaron las direcciones de
organizaciones sindicales cuyos militantes no se merecen tal desprecio de estos
(los dirigentes) hacia movilizaciones donde no son los protagonistas, y otros,
que no acudieron porque simplemente no se les iba a echar en falta, porque los
obreros directamente ya no pueden confiar en quienes tantas veces lo han
traicionado. Por ello, no es que no estuvieran, ni si quiera han utilizado, en
su “trabajo de oposición”, esa demostración de fuerza del pueblo para echársela
en cara a un gobierno que mientras las calles se llenan de dignidad, no tienen
la dignidad, no ya de marcharse (que sería lo suyo), si no simplemente de
rectificar.
La actitud de los medios de (des)información
denota claramente que algo se está preparando dentro del bipartidismo. Si no,
de qué, que medios afines a la “pseudocentroizquierda”, hablasen de menos
participantes incluso de los que dice la policía, de qué esa manipulación de todo
lo que allí pasaba, de cómo fue en realidad una multitudinaria manifestación
totalmente pacífica, de qué ese ocultamiento de la información de unos medios
que sólo hace un año se echaría a la nuez de la mafia pepera.
El 22M ha sido el despertar del pueblo, pero
debe significar mucho más. En lo que a nosotros nos respecta debe significar
ese apoyo popular que necesitan leyes que están en el acuerdo político por el
que se entró en el gobierno, ese despegue de las políticas de la Junta de
Andalucía.
Debemos por tanto, con el apoyo ciudadano,
exigir al socio de gobierno que se aclare, que con quien está, con la gente o
con los propósitos de las viejas guardias de su partido de reforzar el
bipartidismo.
Aquel 25 de Marzo de 2012, se puso freno a la
marea azul. Ahora, el 22 de Marzo nos obliga a soltar el freno y pisar el
acelerador, impulsando leyes como la Renta Básica, la Función Social de la
Tierra (la tierra para quien la trabaja), medidas Fiscales (dentro de las
competencias de la autonomía) progresivas -como las de los impuestos a las
grandes superficies en beneficio del pequeño comercio-… Leyes que choquen
contra el capitalismo (como fue nuestra Ley de la Función Social de la
Vivienda). Impulsando leyes y al tiempo, llamando a la movilización para que su
defensa sobrepase los parlamentos y sea defendida en la calle. Esa calle que no
es que diga, sino que nos exige también a nosotros,
¡¡SI, SE PUEDE!!